adicciones eran las de antes
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Corto el teléfono y me meto en la computadora. Abro mi correo electrónico: el mail de Funes se titula Los Mudos y claramente me pide que escriba un texto acerca de cualquiera de los libros de la editorial menos Rocanrol. Pero nada dice acerca de leer ese texto en público y mucho menos este miércoles. Voy al mail de invitación a Los Mudos y veo que después del afiche (lo único que había visto antes, entre sudoku y sudoku) hay un choclo larguísimo que, entre otras cosas, anuncia mi lectura. Un papelón letal. ¿Qué hacer, cómo escribir algo sobre algún título funesiano si el único que leí recientemente es Rocanrol, justamente del que no tenía que escribir? Hace tiempo leí la Escolástica Peronista Ilustrada de Godoy, un poema eterno y genial donde todo se vuelve peronista, y también estoy algo familiarizado con Los Pacoquis, una plaqueta de poesía del más crudo Levín, cuya semejanza con cualquier hecho o personaje de la vida real puede ser sólo atribuida a la casualidad. Pero mi memoria deteriorada jamás me permitiría ahondar más profundamente en esos textos sin volver a leerlos.