el ya experimentado
Luciano Lamberti
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Los noveles
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Un día empezaron los robos. Desaparecían bicicletas, equipos de música, ropa colgada de la soga en el patio. Los gringos afirmaban que eran negros que a la noche saltaban los techos y se llevaban lo que vos habías conseguido trabajando honradamente. Se metían en tu casa como animales o sombras y manoseaban tus cosas, tus sábanas, tus toallas, tu ropa interior, la ropa interior de tus hijas, usaban tu cama matrimonial como inodoro y se limpiaban el culo con tu cepillo de dientes, dejando en el aire su olor a negro, olor a pis y vino y reyerta. Y vendían tus cosas en los barrios de negros para comprarse vino, droga, porno, casets de cuarteto. Si un chico viene a pedir a tu casa, “¿no tiene algo que me dé?”, seguro que el padre está a dos cuadras oyendo cuarteto o mirando programas de cuarteto en la televisión, y usa la plata que vos ganaste con tu trabajo honrado para comprarse vino, droga, porno, casets de cuarteto.