Otros casos reales de
edición artesanal
de libros
edición artesanal
de libros
Mancha de Aceite, San Francisco Solano, Quilmes, Buenos Aires *
Nunca tengo razón, Rafaela, Santa Fe *
La jeta editorial, Santiago del Estero *
Hongos paginales, Santiago del Estero *
La Gota, Santo Tomé, Santa Fe
Inubicalistas, Valparaíso, Chile
Fuga, Santiago de Chile
Spiral Yetty, Capital Federal, Buenos Aires
Textos de cartón, Córdoba
Clase Turista, Capital Federal, Buenos Aires
Diatriba, Santo Tomé, Santa Fe
Colección Chapita, Capital Federal, Buenos Aires
Hongos paginales, Santiago del Estero *
La Gota, Santo Tomé, Santa Fe
Inubicalistas, Valparaíso, Chile
Fuga, Santiago de Chile
Spiral Yetty, Capital Federal, Buenos Aires
Textos de cartón, Córdoba
Clase Turista, Capital Federal, Buenos Aires
Diatriba, Santo Tomé, Santa Fe
Colección Chapita, Capital Federal, Buenos Aires
¿Qué pasaría si hubiera otra Editorial Funesiana? ¿Y si hubiera mil? Pongamos cien. Cien es un número imaginable. ¿Qué pasaría? Pensemos en detalle, paso a paso. Primero, habría que enseñarles a encuadernar a cien personas. Esas cien personas tendrían que conocer a diez escritores, cada uno, por lo menos. Escritores que estén dispuestos a publicar sus textos en cada una de las editoriales de las cuáles estamos hablando. Pongamos que tienen un nombre y están numeradas. Son como un grupo intercomunicado, ninguna publica los textos de la otra pero se conocen entre sí, se ayudan, están hechas las unas para las otras. Orgía editorial.
Aleph 1 conoce a Aleph 2 quien conoce a Aleph 3 y le presenta a Aleph 1 y así hasta las cien. Todas se conocen entre sí o por lo menos no exceden los 6 grados de separación. Tampoco, justamente por eso, pueden estar geográficamente cerca la una de la otra.
Pero bajemos el cien imaginable y pongamos un número real. 24 Aleph. Veinticuatro. No son muchas. En este país hay 44 millones de personas. Ni un poco más, ni un poco menos. Escritores debe haber un poco menos. Y encuadernadores... bueno, ahí llegamos a un número todavía menor.
Un momento, no se vaya
todavía hay esperanzas.Porque el número de encuadernadores puede ser superior a 24. ¡Es superior a 24!
Qué bueno que se quedó,
no se va a arrepentir.
Muy bien, de esas trescientas personas (un número superior a 24 y, por qué no, pesimista), sólo 100 están interesadas en montar una editorial. Solo cien quieren ser Aleph. Se juntan en un lugar. Cien son muchas personas para “juntarse en un lugar”. Así que estamos dos segundos en un gran lugar. Juntos. Todos juntos. Y de esas cien, eligo a una. Una sola persona que quiera ser Aleph. Esa persona elige a otra de esas cien que quiera ser Aleph. Y así. En continnum. Hasta llegar a 24.
Una vez que tenemos a los 24 Aleph, repartimos a las 76 personas restantes entre los distintos editores Aleph elegidos y los mandamos uno por provincia.
Pero supongamos el caso en el que no se puede mandar a los 24 editores a desarrollar, cada uno, una editorial en una provincia distinta. Habría que ver quién va a Usuhuaia o Jujuy. Si hay más editores de Santiago del Estero que de Tucumán, ¿quién cubre esa provincia?
Okey.
Hagamos algo mejor.
Convoquemos a cada una de las provincias a que eligan a 1 editor. Uno solo. Que esa sola persona arranque Aleph Tucumán y que como primera medida le cambie el nombre. Pero que haga los libros a mano y publique diez autores.
Para publicar esos libros habrá que hacer una pequeña inversión pero si se venden los 50 ejemplares la ganancia será del 70% del precio de tapa.
¿Tentador, no?
Hacerlos cuesta 3 pesos. Aleph Tucumán hace 50. El costo es de 150 pesos. La inversión inicial es de 150 pesos argentinos. Aleph Tucuman cobra 15 pesos por cada libro. Si vende los 50 ejemplares obtiene un total de 750 pesos argentinos. Recupera los 150 y todavía tiene 600 para ver cómo hacer un libro más. Un solo libro más después de ese. Y ya no reedita el libro agotado. Por lo menos, inmediatamente, tiene que publicar otro. Y así, la misma operación.
¿Cuánto podrías trabajar así?
¿Qué te parece?
Porque duran 30 años, por lo menos; y porque gustan.
¿Por qué fotocopias y no imprenta?
¿Por qué fotocopias y no imprenta?
Porque es más fácil, accesible, rápido y barato.
¿Por qué editar libros?
¿Por qué editar libros?
Porque ayudan a pensar mejor. Y porque es una manera muy efectiva de cambiar el mundo.
¿Por qué socializar esta información?
¿Por qué socializar esta información?
¿Por qué no?
¿Por qué vos?
¿Por qué vos?
Porque era lo que hace rato tenías ganas de hacer y no sabías qué era.
* = estas editoriales han aprendido
a encuadernar con nosotros
a encuadernar con nosotros
*