Nunca viajé en avión

by 11:38:00 0 críticos literarios

A veces, las manos se mezclan con las letras y nacen los libros artesanales. En ocasiones, volúmenes de factura preciosista son distribuidos de modos que poco tienen que ver con las estrategias de marketing. Muchas veces cuentan las ganas de quienes ponen la semilla –los mismos escritores– con la idea germinal de editar sus propios textos. Distintas son las raíces de los sellos independientes, que apelan a conceptos como bibliodiversidad y autogestión para instalarse en el competitivo mercado editorial argentino. Aquí, tres emprendimientos representativos de un fenómeno cultural que cambió el concepto de catálogo por el de colectivo de autores.

Un tal Funes
A mitad de camino entre el desafío y el capricho, Lucas Funes Oliveira dio vida a La Funesiana, una editorial artesanal inspirada en su personal perfil de provocador de la movida literaria joven. Porque el presentador de "Los mudos" e integrante de "El Quinteto de la Muerte" –sendos grupos de lectura y narrativa–, además de memorioso es movedizo. Quizás por eso tuvo que engendrar su propia editorial. Hay dos historias oficiales acerca del origen del emprendimiento. La versión abreviada indica que surgió durante una reunión que tuvo Funes con el escritor Juan Terranova, a quien le confesó su proyecto porque, además de amigo, lo consideraba un posible inversor. Comenzaron a hablar de títulos, autores, formas de publicar y presupuestar hasta que llegaron a la conclusión de que lo único que necesitaban eran $500. Empezaron a discutir acerca de a quiénes convocar, se contactaron con editores de Córdoba y Rosario y descubrieron un panorama enorme de escritores. "Después de evaluarlo cuidadosamente, largamos la editorial con Escolástica Peronista Ilustrada, de Carlos Godoy, y Los Pacoquis, de Federico Levín". La biografía no autorizada del emprendimiento revela una perseverancia de objetivos mucho mayor:
"Yo tenía un proyecto bautizado Cybercuentos a través del cual enviaba relatos a las casillas de e-mail. A lo largo de seis años envié unos 60 cuentos a unas 10 mil personas, de las cuales cerca de tres mil se integraron al mailing en forma voluntaria y permanente. Hasta que un día se renovó el servidor en que se alojaba mi dirección de correo electrónico y perdí la base de datos. Entonces, en vez de pegarme un tiro, empecé a pensar qué podía hacer con todos los cuentos que tenía. Probé suerte en algunas editorials, a las que les envié manuscritos que sistemáticamente ponían al final de la fila. No podía dejar de pensar que nadie me editaba porque nadie me conocía", recuerda.
Así fue que decidió fabricar él mismo sus libros, incluso encuadernarlos, tal como aprendió con los organizadores de la Feria del Libro Independiente Alternativa (FLIA).
"Pensé: los armo, organizo una presentación informal y se los vendo a mis amigos y a mi familia. La experiencia resultó buenísima porque vendí los 100 ejemplares que había fabricado del libro "Papel", que se cotizaron bastante porque estaban hechos a mano y la tapa era un collage", evoca Oliveira.
Ese espíritu de factura exquisitamente artesanal se mantiene hasta el día de hoy, en que alrededor de 50 escritores integran el plantel estable de Funes Oliveira**:
"Al ser fabricados a mano se pueden vender caros porque, como son lindos objetos, la gente está dispuesta a pagar el valor diferencial. Si bien los primeros salieron con algunos errores, ahora conseguí un equipo de encuadernadores y estamos en condiciones de tirar 200 ejemplares por título. Claro que, primero, está pendiente la obtensión de un subsidio para los encuadernadores, de modo que la editorial se sostenga en base al precio de venta de los ejemplares".***
Respecto de su inserción en el mercado, Oliveira revela que sus títulos se venden "en las lecturas de poesía o narrativa, por e-mail o, incluso, a través de portales de subasta o compraventa en internet, porque es la única manera de acceder al público del interior del país". Así, mientras se va fogueando y sueña con un golpe de suerte similar a los que protagonizaron las pequeñas editoriales que publicaron a los hoy taquilleron Harry Potter o El Código Da Vinci, Oliveira imagina a Funesiana como cómplice aliada de una comunidad de lectores curiosos, activos y motivados por el vértigo de descubrir a autores embrionarios.


[ publicado en la revista Clase Ejecutiva del diario El Cronista Comercial
agosto de 2008 - primera edición - n° 48 ]

** debe ser una errata
ya que no existen
50 empleados encuadernadores escritores
dentro del sello editorial.

*** nunca se llevó a cabo el proyecto de
contratar encuadernadores y tirar 200 ejemplares por título.

*

Unknown

Editor

Lucas Oliveira (1978), es editor de Funesiana, diseña libros electrónicos y en papel para distintos autores y proyectos editoriales. Publicó un libro de cuentos (Papel, Funesiana, 2006) y dos de poesía (Poesía para Gerentes, Funesiana, 2008 + Pura sangre busca establo, Funesiana, 2012), el ensayo “Conectados” (Editorial Kier, 2010) y participó de las antologías Buenos Aires. Escala 1:1 (Juan Terranova –comp.–, Entropía, 2007) 5 (El Quinteto de la Muerte, La Propia Cartonera, 2010, Uruguay), La fiesta de la narrativa (El Quinteto de la Muerte, Una ventana ediciones, 2010), Fixture, un picadito austral (Malaletra + Chuy, 2016). Es encuadernador artesanal y actor-guitarrista-futbolista frustrado. No quiere perder el rock.